Nuestro compromiso de recuperación

Todo cambio genera una sacudida.
Lo acontecido fue una poda y muy dolorosa,
pero siempre es útil para que después se dé un florecimiento.

Después del difícil período vivido, nos topamos de frente con la siguiente pregunta: ¿Qué queremos? 

Hay que hacer un compromiso con nosotros mismos, partiendo de la aceptación amorosa de nuestra realidad presente, integrando en nuestra propia vida las pérdidas, los reveses y los sucesos indeseados que se nos presentaron en los últimos tiempos a todas las cosas buenas que también vivimos. 

En este compromiso, hay que utilizar la imaginación a nuestro favor, como un puente entre el hoy y el mañana.

Entonces, para recuperarnos y salir mejores, hay que comprometernos a:

  • Tener actitudes de vida más saludables.
  • Rescatar la amabilidad.
  • Vivir en un ambiente aceptador, cálido y no amenazante ni violento.
  • No hacer juicios de lo sucedido: lo que pasó, pasó.  
  • Sacar toda la basura que quedó dentro en sentimientos y pensamientos reprimidos. 
  • Disociarnos de la situación difícil: no somos nosotros, fue algo que nos sucedió.
  • Nos conectamos a nuestras verdaderas necesidades y a las de los demás.
  • Empoderarnos: podemos más de lo que creemos, teníamos recursos dormidos que desconocíamos y despertaron.
  • Incluir hábitos de vida más sanos para tener mayor bienestar.
  • Cuidar todas las dimensiones de nuestro ser: nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro corazón, nuestra espiritualidad y la parte social. 
  • Identificar y reafirmar nuestros valores, lo que más nos importa en la vida. 
  • Incrementar la expresión de nuestros afectos.
  • Establecer redes de apoyo mutuo, con otras personas o grupos.
  • Abrirnos al diálogo verdadero sobre los temas que son cruciales el día de hoy.
  • Aumentar nuestra comunicación con personas significativas. 
  • Reconocer la fortaleza y las bendiciones que la crisis vivida nos trajo.
  • Estar abiertos a aprender de los demás, pues sus experiencias nos enriquecen.
  • Ayudar a otros en situaciones semejantes y compartirles lo que nos ayudó y lo que nos estorbó para salir adelante.
  • Aprovechar nuestra espiritualidad más desarrollada, nuestra valía personal más elevada y el mayor aprecio que le tenemos a la vida. 
  • Trabajar nuestro agradecimiento. Dábamos muchas cosas por sentadas.
  • Seleccionar metas que nos llenen de energía. Elaborar un guion de vida más acorde con la que ahora somos.
  • Intervenir proactivamente en enriquecer nuestra existencia y la de los demás. 

Ese compromiso, es un excelente camino para florecer. Lo más importante no es lo que nos pasa, sino cómo reaccionamos ante ello. 

De mi libro nuevo Todo es Parte del Camino: Tiempos de Pandemia (Edición en español).

Por: Lic. Alicia S. de Lamadrid (LED '82)

Desarrollo Humano, Tanatología y Coaching
Email: aliciaslamadrid@gmail.com
Twitter: @aliciaslamadrid


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