¿Qué me mantiene inmóvil en una situación de descontento?
Con frecuencia me quejo de mi realidad, no me gusta lo que está pasando o lo que estoy viviendo. Y con razón: en estos dos años que nuestra vida se trastocó de manera inimaginable por la Pandemia. Hay cosas que no queda de otra que aceptarlas, pero con lo demás: ¿cómo es qué no hago nada para cambiarlo?
Esto puede estar pasando por mi cabeza:
- No creo que en realidad yo le importe a nadie.
- Mi auto confianza fluctúa, a veces creo en mí y otras veces, no.
- Me quedo estancado en un fracaso del pasado.
- Siempre estoy buscando algo más.
- Me paso la vida luchando por probarme a mí mismo, no por ser yo mismo.
- No reconozco que lo que quiero puede ser muy distinto de lo que necesito, en este momento de mi vida.
- Me veo arrastrado inconscientemente hacia situaciones y personas tóxicas que recrean mis sentimientos de añoranza y de no ser lo suficientemente bueno.
- Gasto mi energía en pensamientos esperanzadores de que hay algo que me sacará de mi problema, sin que yo tenga que tome responsabilidad ni haga nada.
- Creo que no merezco ser feliz.
- Obtengo una ganancia secundaria al no dar un paso adelante.
- Tengo miedo a la independencia emocional.
- Puedo perder oportunidades mientras espero que alguien me voltee a ver, sin darme cuenta de que no me van a tocar a la puerta.
- Sentirme con derecho a todo me mantiene en la periferia de la vida.
- Tengo miedo al rechazo.
- Me comparo una y otra vez con los demás y siempre quedo en desventaja.
- Puedo estarme resistiendo a las exigencias de la vida.
- Me auto compadezco.
- Pongo excusas para todo.
- Quiero que otra persona me solucione la vida.
- Evito desafiarme, porque eso me lleva a pensar diferente y no quiero hacerlo.
- Ganar compasión de los demás, porque “pobrecito yo”
- Evito el trabajo de cambiar algo, porque ¡vaya que cuesta!
Y se pasan los días, las semanas, meses y años y me quedo en la misma situación de descontento.
Yo soy responsable de mi vida. Yo soy el lápiz que escribe en el cuaderno de mis días. No tengo que andar pasando el lápiz de un lado para otro y luego enojarme porque encuentro trazos que no me gustan. ¿Quién quiero que escriba mi biografía? Yo. ¿Qué quiero que diga? Necesito pensarlo.
¡Cuánto tengo que reflexionar sobre este tema! ¿Me había dado cuenta?
Desarrollo Humano, Tanatología y Coaching
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