Cómo desarrollar resiliencia

Lo que no me mata, me hace más fuerte.

La resiliencia es una manera de abordar las situaciones problemáticas de nuestra vida, que sin dejar de tener en cuenta los peligros, privilegia los elementos o mecanismos que hacen posible que superemos lo desfavorable, e incluso crecer en humanidad en esas situaciones. Es la capacidad para responder en un momento de crisis, adaptarnos, superar la adversidad y transformarnos de manera positiva.

La resiliencia diferencia dos componentes: 

  • la resistencia frente a la destrucción, es decir, la capacidad de proteger la propia integridad, bajo presión, y
  • la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias difíciles. 

Formas de construir resiliencia en nuestras vidas

  • Cultivar una visión positiva de nosotros mismos. Desarrollar la confianza en nuestra capacidad para resolver problemas.
  • Cuidar de nosotros mismos. Prestar atención a nuestras necesidades y deseos. Interesarnos en actividades que disfrutemos y encontremos relajantes. 
  • Buscar oportunidades para descubrirnos a nosotros mismos. Muchas veces como resultado de nuestra lucha contra la adversidad, podemos aprender algo sobre nosotros mismos y sentir que hemos crecido de alguna forma a nivel personal. 
  • Establecer relaciones. Es importante establecer buenas relaciones con las personas que nos rodean. Pertenecer a grupos diversos y ayudar a otros que nos necesitan también puede beneficiarnos.
  • Aceptar que el cambio es parte de la vida. Aceptar las circunstancias que no podemos cambiar nos puede ayudar a enfocarnos en las circunstancias que si podemos alterar.
  • Evitar ver las crisis como obstáculos insuperables. No podemos evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, pero si podemos cambiar la manera como los interpretamos y reaccionamos ante ellos. 
  • Movernos hacia nuestras metas. Desarrollemos algunas metas realistas y demos pasos pequeños. Preguntémonos acerca de las cosas que podemos lograr hoy.
  • Llevar a cabo acciones decisivas. En situaciones adversas, actuemos de la mejor manera que podamos, con los recursos que tengamos. Llevar a cabo acciones decisivas es mejor que ignorar los problemas.
  • Mantener las cosas en perspectiva. Aun cuando nos enfrentemos a eventos muy dolorosos, tratemos de considerar la situación que nos causa tensión en un contexto más amplio, y mantengamos una perspectiva a largo plazo. Evitemos agrandar el evento fuera de su proporción.
  • Nunca perder la esperanza. Una visión optimista nos permite esperar que ocurran cosas buenas en nuestras vidas. Hay que visualizar lo que queremos, en vez de preocuparnos por lo que tememos.

Ser resilientes no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante los infortunios. Como humanos, una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor nos inunda en esos momentos. Sin embargo, las personas podemos sacar la fuerza interior que nos permite seguir con nuestras vidas y descubrir, con el tiempo, muchos aprendizajes escondidos.

Por: Lic. Alicia S. de Lamadrid (LED '82)

Desarrollo Humano, Tanatología y Coaching
Email: aliciaslamadrid@gmail.com
Twitter: @aliciaslamadrid


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