Epigraffiti: Vandalismo

El movimiento artístico de graffiti comenzó con las firmas; como entretenimiento, escribir tu nombre de artista en todos los sitios posibles para crear fama.  Poco a poco las letras fueron tomando otras características, se hacían infladas, alargadas o interconectadas. 

Una de las leyendas que impulsó el movimiento de escribir el nombre en todos los sitios posibles es conocido como Daryl McCRay o “Cornbread” de Philadelphia, quien escribía desde antes del 1967.


Su aportación sirvió como la chispa inicial para el renacer de esta cultura en los Estados Unidos; llevó su marca a los sitios más inesperados y en mayores cantidades, fue considerado un criminal por sus actos de vandalismo y admirado por su generación y otras que lo siguieron por retar a las autoridades. Su cuento más famoso fue en 1971 cuando encontró una noticia que anunciaba la muerte de “Cornbread”, que realmente era la muerte de otra persona a quien llamaban “Corn” de Cornelius y parece que los habían confundido.

El joven decidió entrar sin permiso al Zoológico de Philadelphia donde escribió sobre todas las paredes y hasta en la pierna de uno de los elefantes: “Cornbread Vive”; claro fue arrestado por esto, pero sus actos sirvieron de inspiración para muchos otros escritores que cada vez más buscaban maneras de escribir su nombre en los sitios más extraños y difíciles.  (Haegele. Katie 2001)

Es interesante ver como este estilo de firmar el nombre se convirtió en un hecho tan famoso en la ciudad de Philadelphia, donde se encuentran todas las firmas nacionales de la declaración de independencia de los Estados Unidos, parecería que esos graffiti nacieron como un gesto de inclusión y libertad. Comprometidos con intervenir en la ciudad en oposición a todos los otros anuncios publicitarios que exhiben en las calles las grandes corporaciones que buscan hacer de la gente consumidores, recurrieron a dibujos bizarros y tipografías alteradas en colores brillantes sólo para competir y tratar de captar la atención dentro de los espacios urbanos.

Es cierto que muchas gangas o pandillas de criminales a través de la historia y en diferentes partes del mundo utilizaron símbolos y letras para marcar sus territorios; esto muchas veces se hacía escribiendo con pintura sobre las calles de las que reclamaban control o como los tatuajes hechos en las cárceles para identificarse como parte de un mismo grupo. 

Esta práctica fue denominada también como graffiti y viene a ser una razón por la que se relaciona con la criminalidad. Es importante entender que existe una diferencia entre las escrituras de las gangas y la disciplina del graffiti: son conceptos distintos, con intenciones y orígenes diferentes.

El acto de escribir sobre los muros de propiedades privadas sin permiso es conocido mejor por las autoridades como vandalismo y clasificado como un delito. Cierto que esta práctica es ilegal, pero forma parte esencial de este movimiento.

La vida de un graffitero comenzó a evolucionar de una manera clandestina desde el momento en que fueron nombrados criminales ante la ley, la sociedad realmente no supo qué hacer al respecto de esta manifestación social y se transformó en un medio para expresar esas frustraciones.

Los jóvenes comenzaron a organizarse entre ellos, preparando sus misiones para encontrar el sitio y la hora ideal para pintar sin correr riesgo, como una operación militar, se coordinaban para bombardear la ciudad con pintura. Con bajos recursos no existía el lujo de poder comprar pinturas cada vez que se quería, por esta razón se tuvo que recurrir a robar los materiales: pinturas, marcadores, brochas y pinceles como municiones y botines de guerra.

Uno de los detalles importantes de hacer graffiti es que no perteneces a ningún tipo de sociedad ni organización criminal, pero pintar en la calle sin permiso sigue siendo un delito, como consecuencia un artista callejero del graffiti corre el riesgo constante de ser arrestado por su trabajo en las calles. Los escritores de graffiti son un grupo social excluido socialmente y por las mismas organizaciones criminales o pandillas, por la razón de que los grafiteros tienen como meta esparcir su firma y mensaje en la mayor cantidad de sitios, incluyendo los espacios públicos que reclaman las pandillas; son autores de un delito colorido o mejor conocido como el crimen hermoso.

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Por: Gabriel F. Rosario Mongil (MDG '15)
gabrielrosariomongil@gmail.com

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