Despabilarnos

Los tiempos de crisis nos invitan a despertar, 
a aprender, a madurar y a crecer. 

En ocasiones la vida nos hace despertar.

Ese despertar puede ser para nosotros como un “shock”, como si nos echaran en la cabeza una cubeta de agua helada. Otras veces, puede ser más gradual, menos espectacular, pero casi siempre, si nos fijamos bien, veremos que es por algo que sucede en el exterior que tiene eco en nuestro interior. Tal vez, cuando vivimos una crisis nos apanicamos, sentimos que el tiempo se detiene y nos ponemos con “la piel de gallina”. 

Las crisis nos suceden a todas las personas, tarde o temprano, porque somos humanos. Y eso nos sacude y cambiamos, queriéndolo o no. La única pregunta verdadera es cómo deseamos vivir ese cambio: con alegría, aceptación, curiosidad, entusiasmo; o con miedo, ira, tristeza, cinismo y resistencia. 

Por eso necesitamos despabilarnos:

  • De vivir “atontados”
  • Del consumismo rampante
  • Del egoísmo
  • De la apatía que nos paraliza
  • De la actitud “primero yo” y “me vale” todo lo demás
  • De los aparatos electrónicos
  • De las prisas
  • De nuestros prejuicios
  • De la resistencia al cambio
  • Del estrés
  • De las distracciones que nos alejan de lo que realmente queremos
  • De las frustraciones
  • De los dramas inventados
  • De las luchas y disputas sin sentido, que solo nos hacen sufrir
  • Del desaliento y la desesperanza
  • De la necesidad de controlar todo
  • De la indiferencia a lo que pasa a nuestro alrededor
  • De todo lo que nos aparta de la vida plena
  • De creer que la realidad tiene que ser como nosotros deseamos

No podemos controlar todas las condiciones ni circunstancias de nuestra vida. Y tal vez, no nos ha tocado vivir algo muy duro. Pero los malos y los buenos tiempos son experiencias igualmente válidas para los seres humanos. 

La energía que requerimos para resistirnos a los hechos desafortunados de la vida y a nuestras limitaciones, puede ser canalizada para ver la calma, disminuir la intensidad de nuestra alta carga emocional, liberarnos de la obsesión de que las cosas sean a nuestro modo, aceptar el misterio y hacer uso de nuestra fortaleza personal para salir a flote. Y también para buscarle un significado a lo que estemos viviendo.

Ante una crisis, no podemos renunciar a nuestras fuerzas, rumiar y rumiar lo negativo, darnos de baja de la vida ni permitir rendirnos. Hay que despabilarnos, respirar hondo y hacer lo que esté en nuestras manos para echarle para adelante.

Por: Lic. Alicia S. de Lamadrid (LED '82)

Desarrollo Humano, Tanatología y Coaching
Email: aliciaslamadrid@gmail.com
Twitter: @aliciaslamadrid


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