Escalera al Éxito: Entre más brillante más humilde

Por: Gabriela García-Williams (BAHL '93 / LCIC '00)

Hace unas semanas el nombre de Ron Clark salió en una conversación así que fui a sacar su primer libro, “The Essential 55”, para prestárselo a un amigo. Leyendo la contraportada una de sus reglas atrapó mi atención: “Cuando ganes, no presumas”.

Por un momento pensé en toda la gente brillante que he encontrado en mi vida y medité unos momentos en su comportamiento. Es increíble darse cuenta como las persona más brillantes son también las más humildes.

Mientras la persona promedio quiere poder, los líderes verdaderos se contentan con influenciar aquellos a su alrededor. Mientras los mezquinos buscan echar culpas, los sobresalientes buscan las fortalezas de la gente y se concentran en resultados positivos.

Mientras los de mente pequeña exageran las equivocaciones más insignificantes, las mentes brillantes se encogen de hombros y dicen “si nunca te equivocas nunca aprendes a corregir los errores; equivocarse es parte del proceso”. Y luego se ocupan de ayudar al equipo a encontrar la mejor solución.

Todas las personas brillantes que conozco tienen muy buen sentido del humor y pasan por la vida seguros que sus acciones van a empezar una reacción en cadena que cambiará nuestra realidad como la conocemos hoy. No tienen la necesidad de decirle a todo el mundo de cada pequeño logro; ya se darán cuenta los demás.

Mientras la gente normal se queja de la situación presente, los fuera de serie se ocupan en descubrir partículas más pequeñas que los protones, desarrollar curas para las enfermedades más devastadoras, combinar tecnologías para hacer nuestras vidas más prácticas y empezar revoluciones. Y lo hacen con la gracia de una bailarina y la precisión de un clavadista olímpico.

Ellos no ocupan público, sin embargo las masas los siguen; no piden admiración, sin embargo la gente los admira; no buscan ser reconocidos, sin embargo se llenan premios.

Esas mentes brillantes, en mi experiencia, aspiran solamente a simplificar su mundo y en su empeño amenazan la complicada existencia de nosotros los simples mortales que creemos que entre más complicado hagamos el asunto más relevante será y terminamos por ahogarnos en la marea revolcada con las contracorrientes de nuestro propio ego… si tan sólo nos atreviéramos a ser un poquito humildes tal vez aprenderíamos una o dos cosas de ellos y en el proceso quizá nos volvamos realmente relevantes.

SUEÑA - CREA -  REALIZA

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