Tu historia, tu UDEM: Cordelia Treviño
Cordelia del Bosque Treviño (LAE´ 93)
Matrícula 25224
CUANDO FUÍ ALUMNA BECARIA EN LA UdeM
Recuerdo como si fuera ayer cuando terminé secundaria para empezar la prepa. Tres hermanas de mi mamá habían estudiado la carrera en la UdeM y una de ellas trabajaba en el departamento de Sistemas en aquel entonces. Con ese antecedente, mis papás fueron a pedir información a las oficinas de la Universidad para ver si podían conseguir alguna beca para mi y así ayudar un poco en el gasto familiar .
Fué en el verano del 86 cuando mis papás me dieron la noticia. Habían conseguido una beca para que yo entrara a la prepa Humberto Lobo de la Udem . Una parte de esta beca era un préstamo a mis papás y otra parte era una “beca compensación”; es decir, yo debía cumplir un cierto número de horas de trabajo en la UdeM, en el area que me asignaran para “pagar” una parte de mis estudios.
Y así fué… comencé mi trabajo de becaria en agosto de 1986 en la entonces llamada “Vice-rectoría de Educación Media Superior”. Mi jefe fué el Ingeniero Humberto Alvarez Haces, Hermano Marista, quien era el vice-rector . Alegre, trabajador, humanista… siempre haciéndonos sentir importantes a todas las becarias que trabajabamos en su area. No había día que el no estuviera feliz; una persona que amaba su labor como educador .
Nunca voy a olvidar su invitación para que yo diera el mensaje de despedida a los alumnos en mi graduación de prepa; recuerdo muy bien el día en que me ayudó a preparar ese escrito y el esmero y cariño que puso al ayudarme a redactarlo. ¿cuándo un vice –rector iba a darse el tiempo para hacer esto? Su calidad humana nos sorprendía. Cada tarde, las becarias debíamos anotar las horas que habíamos trabajado; pero el nunca las revisaba. Esa confianza que nos demostraba hacía que cada día lo respetaramos y admiráramos aún más y más. Nunca olvidaré al “Inge” , como solían llamarlo.
Al comenzar de becaria en aquel entonces, me costó aceptar que iba a tener que trabajar para pagar una parte de mis estudios , y aún más; sin recibir sueldo alguno. Pero el paso de los años en mi vida me ha enseñado que el haber sido becaria en la UdeM fue uno de los más grandes regalos que he recibido de Dios. Aprendí a ser solidaria con mi familia, a renunciar a mi tiempo, a valorar lo que tengo y lo que no tengo, y aprendí grandes virtudes de gente tan preparada como el Ingeniero Humberto Alvarez.
Las grandes obras se construyen con el esfuerzo de muchos; hoy en día veo hacia atrás y valoro con orgullo cada día en el que trabajé para mi UdeM, pues logré poner mi granito de arena para que esta Universidad haya crecido como lo ha hecho y sea lo que es hoy, una de las mejores Universidades Humanistas de Latinoamerica y quizá del mundo. Al hablar de la UdeM no solo me enorgullece, se me engrandece el alma de gratitud y de hermosos recuerdos que atesoraré para siempre.
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