El mexicano que corrió 4 ultramaratones de 250km
© Marcos Ferro
Por Pedro Domínguez García, redbull.com
Daniel Almanza (LCIC '05) superó este año Los 4 Desiertos, prueba que consiste en cuatro carreras a través de los desiertos del Sahara, Atacama, Gobi y Antártida. Además de los 250 kilómetros de cada etapa, Daniel enfrentó temperaturas extremas que fueron desde los 55C hasta -18C, así como tormentas de arena, chacales y leones
Este 2016, el mexicano Daniel Almanza logró la serie de ultramaratones “Los 4 Desiertos”, conformada por cuatro recorridos en condiciones extremas alrededor del mundo: Sahara, Namibia; Gobi, China; Atacama, Chile, y Antártida, también conocido como “el último desierto”.
En total, recorrió 250 km durante seis días en cada uno de ellos. El llamado Grand Slam de los desiertos exige del máximo esfuerzo para soportar no sólo el largo recorrido, sino también temperaturas extremas que ponen a prueba la resistencia mental y física de los competidores.
Entre un día y otro de carrera, los participantes duermen en tiendas de campaña. “Es un sistema de cargas de autosuficiencia, es decir, llevo mi comida conmigo”, dice Daniel, originario de Nuevo León. “Cada quien puede llevar 20, 30 kilos de comida si quiere, lo difícil es cargarlo todo”. Su estrategia fue comer lo mínimo posible y así cargar menos en los trayectos.
“Cada nuevo día hay gente que desiste, que no termina”, cuenta. “Es una locura. Todos ahí estamos locos, no hay manera de describirlo.” La organización del evento determina un tiempo máximo para que cada competidor termine la cantidad de kilómetros asignada a cada día.
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A correr con los leones
Su entrenamiento, explica el atleta, radicó en tratar de acumular kilómetros en condiciones que se asimilaban a las enfrentadas en los desiertos. Sin embargo, Daniel no pudo hacer un viaje de entrenamiento, por lo tanto se quedó en Monterrey en su preparación. “Hay gente que piensa que corro 50 o 100 km diarios, pero no hay entrenamiento que te alcance para correr 250 km. Para los ultramaratones, necesitas entrenar mucha fuerza, porque pierdes mucho peso durante la competencia. Lo demás, es una carrera 100% mental”, resume.
La aventura empezó en Sahara, con temperaturas altas y húmedas a la medida que la carrera se acercaba a la costa. “Es un lugar muy bonito, muchas dunas. Durante todo el tiempo vi que una camioneta con antenas muy altas nos acompañaba, pero no entendía por qué. Hasta el último día nos dijeron que monitoreaban a los leones, que estaban cerca de nosotros. No nos contaron antes para que no nos espantáramos y siguiéramos corriendo”, explica, divertido.
En la meta, Daniel cuenta que se sorprendió con “unos ojos de gato” que parecían observarlo en la obscuridad. “¡Con la linterna vi que eran como 50 chacales! Me empezaron a perseguir, entonces seguí corriendo porque me dio miedo que me alcanzaran”.
La etapa más dura fue en China, y las dificultades empezaron antes de recorrer los primeros metros de carrera. “Como ahí nadie habla inglés, me tardé horas hasta encontrar el hotel”, recuerda Daniel.
Sol nocturnal
Durante el día, el desierto de Gobi tiene temperaturas que superan los 55C. “Además, es un desierto con mucha luz solar, oscurece a las 23:00 y amanece a las 4:00. Es muy raro cenar a las 22:00 con sol, y eso no te permite dormir. Te quedas mentalmente cansado, te afecta”, cuenta. Una madrugada, el grupo fue despertado por la alerta de la llegada de una tormenta de arena. “En 10 minutos, nos sacaron a todos, deshicieron el campamiento y nos fuimos”, dice. Fue la carrera más dura para el mexicano.
“Al terminar el quinto día, tras de 80 km recorridos, tuve un golpe de calor y estuve cerca de dejar la carrera, pero Dios y mi familia me sacaron adelante. Cuando la acabé, lloré”, recuerda.
La tercera etapa, en Atacama, Chile, era la más tranquila en los planes de Almanza. Sin embargo, el atleta llegó al país con una fuerte infección estomacal y perdió peso, lo que le exigió aún más esfuerzo físico. Por suerte, el campamento chileno contaba con baños portátiles, un lujo en comparación con las instalaciones chinas, donde una letrina era el local designado a ser usado como baño.
“El alcance de los rayos ultravioleta es extremo en el Atacama, y tras dos días yo veía a la gente bien roja. Yo me volví negro”, se ríe. En contraste, tuvo que atravesar ríos con el agua helada en los Andes.
El destino final, Antártida, era el más esperado por el mexicano. “Nunca había corrido en la nieve, te hundes y vuelves a hundir, pones mucha fuerza y corres con spikes (crampones) que te lastiman los pies”, cuenta.
“En la Antártida, el trayecto hasta la carrera es muy complicado, viajas en barco por el pasaje de Drake y es uno de los lugares más complicados del mundo por los oleajes. Todos los días estábamos vomitando. En ese momento, me quería morir”. A una temperatura de -18C, pensar en su familia fue lo que le hizo seguir adelante.
“Cada final de carrera tiene su catarsis, su explosión de emociones. Al terminar Antártida, en la última vuelta me fui caminando, empecé a pensar en lo que había conseguido, en mi familia. Quise demostrarle a mi hija de 3 años que las cosas, con sacrificio y ética, se pueden lograr”, dice, conmovido.
Después de haber realizado 4 Deserts en 2016, el siguiente reto de Daniel será "Nuevo León de punta a punta", ya que durante el mes de junio participará en carreras de resistencia que persiguen nobles causas sociales.
Conoce más sobre Daniel y su nuevo proyecto en este video.
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Twitter: @DanielAlmanzaG
Instagram: daniel.almanza
YouTube: Daniel Alberto Almanza Garcia
Pagina Web: http://danielalmanza.com.mx
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