Tu historia, tu UDEM: Othoné Medina Alvídrez

Othoné Medina Alvídrez
LEI ‘09

Formado Residentes: el nacimiento de una vocación

Mi estancia en Residencias UDEM ha sido de las mejores experiencias de mi vida, no solo porque fue ocasión de vivir en mi campus, sino porque tuve la oportunidad de descubrir una vocación que marcaría el rumbo de mi vida profesional, además de descubrir el amor que le tengo a la formación de jóvenes y al servicio.

En el 2008 me aventuré a aplicar para ser residente formadora, en ese momento me encontraba cursando mi último año de licenciatura, por lo que tenía materias, servicio becario, prácticas y tesis que realizar; esto no me impidió entregarme al 100% a mis residentes del Edificio 1 piso 1. Gracias a Dios me tocaron extraordinarias jóvenes, aún recuerdo sus nombres y sigo en contacto con ellas pues no solo se formó una fraternidad en mi piso, sino una amistad que trasciende el tiempo y el espacio.

De las actividades que más recuerdo con cariño en Residencias eran las juntas de piso donde iban el 90% de mis residentes, platicar con ellas sobre sus vidas, cuidar a Andrea (una chica de intercambio de Brasil) pues se enfermaba seguido y estaba lejos de su familia, platicar por largas horas en la madrugada con residentes de otros lugares y países, cocinarles molletes a mis chicas, entre otras; lo que nunca olvidaré es la vez de mi cumpleaños, todas prepararon una tarjeta grande para mí, un globo y algunos detalles, es ahí donde comprobé que Amor con Amor se paga. Fue genial. La convivencia con mis colegas y amigos, los residentes formadores también me hizo crecer como persona y trabajar en mis puntos débiles, gracias a ellos hoy soy mejor y aprendí valiosas lecciones gracias a su cariño, y retroalimentación.
Una vez que egresé de la UDEM me dediqué a buscar una oportunidad en la docencia y/ o formación de jóvenes, gracias a Dios me abrieron las puertas en la preparatoria San Pedro, y fue una experiencia reconfortante que no se puede igualar.

Hoy, no solo me dedico a la docencia, sino que muchos de mis alumnos siguen acudiendo a mí para recibir orientación, apoyo, o simplemente buscan a alguien que los pueda escuchar; sé que Residencias desarrolló en mi esta capacidad tan necesaria hoy en día, de escuchar y acompañar. De igual manera me he dedicado a estar en grupos universitarios y profesionistas acompañando y formado jóvenes, servir de la manera más sencilla posible para mantener corazones contentos y felices.

Ser maestra es un reto grande, pero no hubiera sido posible descubrir esta apasionante vocación si no hubiese sido por Residencias, porque me di cuenta que amo servir, me gusta hacer felices a otros, me gusta impulsar a los jóvenes, imaginar junto con ellos sus sueños, estar en los momentos tristes, de enfermedad, celebrar los triunfos, cumpleaños, graduaciones, materias aprobadas, en fin, la UDEM a través de la experiencia como residente formadora modeló y sentó las bases para ser lo que hoy soy, y me siento plenamente realizada en esta profesión y forma de vida.

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