El futuro de la educación

La educación, para ser útil, debe estar enfocada a favorecer el éxito personal y profesional de las personas. Sin embargo, existen muchas dudas respecto al tipo de educación que será mejor en el futuro.
En esta época de acelerados cambios, resulta increíblemente difícil predecir lo que vendrá: los avances tecnológicos y la globalización hacen difícil describir cómo será el mundo en 10 o 20 años, y por lo tanto, es igual de complejo resulta anticipar qué será lo mejor para la educación.
¿Cómo saber qué debemos hacer para brindar una educación que permita cubrir las necesidades de ese futuro, si no podemos pronosticarlo?
Si revisamos la historia, veremos que a lo largo de muchas generaciones hay elementos comunes que han sido decisivos para el éxito de las personas, con implicaciones directas en su desempeño personal y profesional. Estos elementos son las competencias.
Las competencias han sido y seguirán siendo elementos clave en la educación: el liderazgo, la comunicación efectiva y la capacidad para solucionar problemas, entre otros, son factores que han distinguido a los grandes personajes desde la época grecorromana o quizá anterior. ¡Imaginen a César Augusto sin su liderazgo o a Sócrates sin aptitudes efectivas de comunicación!
Las competencias han estado presentes en los más grandes eventos de la historia y sus protagonistas. Sin embargo, tuvieron que pasar muchos siglos antes de que empezáramos a identificar las competencias más importantes para la vida y más aún para potenciarlas. No las habíamos estudiado ni practicado con intención porque no sabíamos que existían y, cuando las descubrimos, tampoco sabíamos muy bien cómo desarrollarlas.
Como consecuencia, la educación por mucho tiempo se enfocó a formar personas aptas para un trabajo, con habilidades técnicas, y a quienes como beneficio colateral se les desarrollaban algunas de sus competencias.
En este momento, las instituciones educativas en el mundo reconocen ya la importancia de las competencias y su desarrollo. Sin embargo, los enfoques evaluativos siguen centrados en el aprendizaje de  conocimientos, dejando el desarrollo de competencias como un beneficio del proceso y no como un objetivo per se.
A partir de 1999 comienza a gestarse el modelo por competencias para la educación. Finlandia es quien está marcando la pauta, pero –hasta el momento- es el único país con este enfoque integral.
Ahora, ¿qué podemos hacer nosotros para tener la mejor educación? Enfocarnos de manera intencional al desarrollo y uso consciente de las competencias; y no sólo para el desarrollo profesional, sino para la construcción de una vida centrada en los ideales que cada uno posea y con base en los objetivos que cada uno se vaya planteando.
Por ahora, la manera más sencilla de desarrollar nuestras competencias es a través de cursos y diplomados de desarrollo de habilidades profesionales (universidades como Harvard, Oxford y Cambridge los ofrecen).
Pero si reconocemos que este tipo de aprendizajes se puede alcanzar en cualquier profesión y a cualquier edad, si tienes hijos, sería recomendable que encontraras la manera de ayudarles a desarrollar sus competencias, ya que esto seguirá siendo, en el futuro,  lo que distinguirá a la gente más exitosa y feliz.
Santiago Velasco Piñones
Do Development Founder

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